Muerte

Hoy la muerte llegó a buscarme. No la esperaba, ni mucho menos era mi invitada. Simplemente llegó. No tocó la puerta, la encontró entreabierta y se coló por ese pequeño espacio, dejando trás de sí una aureola de frío, tristeza y nostalgia.

No sé si fue un error cósmico, un paseo nocturno, un aviso o que simplemente no tenía a quién visitar, pero llegó hasta mi habitación, veló un momento mis sueños mientras yo aún estaba despierto. Me encontró robándole al día unos cuantos minutos y mis sueños y pensamientos fijos en la mujer que amo, la que dejé, la que no está a mi lado pues ya la muerte me la quitó de las manos, la que ahora llora por mi partida.

Estaba en mi habitación acostado mas no dormido, era tarde y estaba cansado. Un día agotador se había llevado mi energía, mi cuerpo pedía un tiempo de descanso, pero ante sus reclamos por recargar energías mi pensamiento volaba hasta la mujer dueña de mi corazón, la veía en mi mente dormir, sentía su delicada respiración, me deleitaba imaginando la escena de su sueño. De pronto, una ráfaga helada entró por la puerta medio abierta, cubrí mi cuerpo con la cobija sin prestar la menor atención. Luego sentí una presencia sobre mi cama, y esa sensación de frío cada vez más creciente.

No sé cuanto tiempo transcurrió de esta manera, una extraña sensación había inundado la habitación. Mis ojos comenzaron a cerrarse y no opuse resistencia pensando que era por el cansancio extremo que sentía. Basto un momento para darme cuenta, no era el cansancio, era la muerte que con su fría dulzura me llamaba por mi nombre, me adormecía con su susurro tenebroso para nunca más permitirme abrir los ojos a las luz del día. Mi corazón que unos instantes antes latía de amor, empezaba a perder ritmo, luchaba con todas sus fuerzas pero el frío de la muerte era más fuerte.

Mi cuerpo exhausto cedió a la muerte que llamaba, y mostraba su tétrica sonrisa. Mi rostro palideció y dejó de mostrar sentimientos. Mi cuerpo reposaba ahora inerte sobre la cama, y a los pies un montón de sueños, esperanzas y metas que ya no podré alcanzar.

Un sobresalto me devolvió a la realidad. ¿Qué significaba ese sueño que había llegado a mí? No lo sé, pero sé que vivo. Hace un frío terrible en la habitación, debe ser el viento que se cola por la puerta semi abierta. Es extraño, sé que estoy solo, pero siento que alguién más me acompaña, siento que alguien vela a mi lado.