Ayer, por una conversación sobre autopsias y cadáveres, (y aprovechando que en otra oportunidad lo hemos hecho) hoy hablaremos un poco de filosofía.
Y si hice mención de que fue en una conversación sobre autopsias y cadáveres es porque tocaremos el tema del dualismo alma-cuerpo en Platón (ayudados por el diálogo "El Timeo o de la Naturaleza").
El hombre: alma y cuerpo
Para Platón el alma es el principio de la vida, en el «Timeo» distingue varias almas distintas. El Demiurgo produjo el “principio inmortal del alma” y lo dio a los dioses subalternos que se encargaron de la producción de los vivientes mortales. Estos lo primero que han realizado es darle un vehículo al alma: un cuerpo mortal.
Los dioses subalternos modelaron otra especie de alma: la especie mortal que lleva en sí pasiones, placer, dolor, temeridad, miedo y apetito sordo; pero también la esperanza, la sensación irracional y el amor. Sin embargo, para no manchar el principio divino separaron el principio mortal del alma inmortal, y esto sirve de base para explicar cómo está estructurado el cuerpo, obra de los dioses subalternos. De esta forma el alma inmortal quedó unida al cuerpo y ubicada dentro del cráneo, y colocaron el cuello para mantenerla separada (no incomunicada) del resto del cuerpo.
Las otras almas se encuentran por debajo del cuello. Timeo explica detalladamente el lugar y las funciones de cada una de ellas. “La primera de esas almas se encuentra por encima del diafragma, en el tórax, y es la sede de la cólera o la ira, del valor del guerrero y de otros sentimientos de este mismo tipo” (Samaranch, 1972). El alma de la nutrición se ubica entre el diafragma y el ombligo y es la sede del apetito, del deseo, del placer y del dolor; es la que está más alejada de la cabeza y de la racionalidad, sin embargo, debido a las imágenes que se reflejan en la parte lisa del hígado tiene algún tipo de comunicación con el alma racional. “Durante la noche, la calma la hace capaz [a esta alma de la nutrición], en el sueño, de hacer uso de la adivinación, puesto que ella no participa ni de los razonamientos ni de la reflexión”.
Lo anterior se extrae del Timeo, pero a manera de resumen podemos decir que Platón expresa un dualismo ontológico (Mundo Sensible y Mundo de la Ideas), así como un dualismo antropológico (alma y cuerpo); de esta forma su concepción logra cuadrar: el alma como principio inmaterial y preexistente vincula al ser humano con el Mundo de las Ideas en cuanto que el cuerpo lo vincula con la realidad material. Con este planteamiento defiende la encarnación como un estado temporal en el que el alma está encarcelada en el cuerpo.
Y si hice mención de que fue en una conversación sobre autopsias y cadáveres es porque tocaremos el tema del dualismo alma-cuerpo en Platón (ayudados por el diálogo "El Timeo o de la Naturaleza").
El hombre: alma y cuerpo
Para Platón el alma es el principio de la vida, en el «Timeo» distingue varias almas distintas. El Demiurgo produjo el “principio inmortal del alma” y lo dio a los dioses subalternos que se encargaron de la producción de los vivientes mortales. Estos lo primero que han realizado es darle un vehículo al alma: un cuerpo mortal.
Los dioses subalternos modelaron otra especie de alma: la especie mortal que lleva en sí pasiones, placer, dolor, temeridad, miedo y apetito sordo; pero también la esperanza, la sensación irracional y el amor. Sin embargo, para no manchar el principio divino separaron el principio mortal del alma inmortal, y esto sirve de base para explicar cómo está estructurado el cuerpo, obra de los dioses subalternos. De esta forma el alma inmortal quedó unida al cuerpo y ubicada dentro del cráneo, y colocaron el cuello para mantenerla separada (no incomunicada) del resto del cuerpo.
Las otras almas se encuentran por debajo del cuello. Timeo explica detalladamente el lugar y las funciones de cada una de ellas. “La primera de esas almas se encuentra por encima del diafragma, en el tórax, y es la sede de la cólera o la ira, del valor del guerrero y de otros sentimientos de este mismo tipo” (Samaranch, 1972). El alma de la nutrición se ubica entre el diafragma y el ombligo y es la sede del apetito, del deseo, del placer y del dolor; es la que está más alejada de la cabeza y de la racionalidad, sin embargo, debido a las imágenes que se reflejan en la parte lisa del hígado tiene algún tipo de comunicación con el alma racional. “Durante la noche, la calma la hace capaz [a esta alma de la nutrición], en el sueño, de hacer uso de la adivinación, puesto que ella no participa ni de los razonamientos ni de la reflexión”.
Lo anterior se extrae del Timeo, pero a manera de resumen podemos decir que Platón expresa un dualismo ontológico (Mundo Sensible y Mundo de la Ideas), así como un dualismo antropológico (alma y cuerpo); de esta forma su concepción logra cuadrar: el alma como principio inmaterial y preexistente vincula al ser humano con el Mundo de las Ideas en cuanto que el cuerpo lo vincula con la realidad material. Con este planteamiento defiende la encarnación como un estado temporal en el que el alma está encarcelada en el cuerpo.
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